Respirar como los peces
Los días de la exploración submarina en los que hay que cargar con pesadas bombonas de oxígeno o estar limitado por un tubo que transporte el aire de la superficie están llegado a su fin.
El invento de Alon Bodner, que ha bautizado con el apropiado nombre de Like a Fish (“como un pez”), es un sistema de branquias artificiales que permite obtener el aire que se encuentra disuelto en el agua de forma similar a como lo hacen los peces y otros animales marinos que no tienen que salir a respirar a la superficie.
El ingenio funciona con una centrifugadora de alta velocidad por la que pasa el agua del mar. El sistema hace que disminuya la presión, lo que provoca un efecto similar al que sufre una lata de refresco cuando se abre: el gas se libera y forma burbujas. El agua de mar contiene de promedio un 1,5 por ciento de aire disuelto, lo que implica que, para satisfacer la necesidad de oxígeno de un buceador, deben circular unos doscientos litros de agua por minuto.
Las primeras pruebas han sido muy satisfactorias, por lo que el desarrollo a gran escala parece asegurado, Este inventor cree que en sólo dos años estarán disponibles chalecos que permitirán explorar el mar respirando el mismo oxígeno que los peces.
El principio que rige la navegación de los submarinos no ha cambiado de forma sustancial desde la época de los primeros pioneros. Para sumergirse se llenan los tanques de agua, con lo que el submarino pesa más y se hunde; para emerger, se expulsa el agua.
Pero esta situación está cambiando. El ingeniero e inventor Graham Hawkes, un apasionado del mundo submarino y de los sumergibles, ha desarrollado una nueva generación de navíos que pueden navegar bajo el agua utilizado los mismos principios básicos que los aviones. Sus diseños están dotados de unas pequeñas alas con las que planean en las profundidades a gran velocidad.
Este nuevo tipo de sumergible, algunos de cuyos modelos ya se están comercializando, competirá con otros diseños, como el que han llamado “delfín biónico”, un ingenio monoplaza que imita los movimientos de estos cetáceos y que ha sido probado recientemente en el río Chicago (EE.UU.), donde ha alcanzado una velocidad superior a los cincuenta kilómetros por hora.
Otros submarinos que verán la luz en los próximos años son unos ingenios híbridos con los aviones. La compañía Lockheed Martin está desarrollando el llamado “proyecto Cormorán”, un submarino volador que parece surgido de la imaginación de un autor de ciencia ficción. Este aparato, que no será tripulado, está ideado para ser lanzado desde algún submarino a cincuenta metros de profundidad, emerger a la superficie y, desde allí, remontar el “vuelo”. Al finalizar su misión de observación amerizará para continuar su trayecto como un sumergible hasta alcanzar el submarino madre.
¿Veremos en un futuro submarinos voladores o aviones sumergibles llevando pasajeros entre las diferentes colonias submarinas? ¿Serán submarinos alados que se deslizarán bajo el agua a gran velocidad? ¿O tal vez ágiles delfines metálicos que imitarán los movimientos de los cetáceos de carne y hueso?
Los submarinos pueden experimentar en los próximos años una evolución potenciada por el creciente interés por conocer y explotar el fondo submarino. Y en primera línea estarán las bases que, salvo algunas excepciones, por ahora sólo existen en el taller de los ingenieros y diseñadores.
Jacques Rougerie es uno de esos visionarios del futuro submarino de la Humanidad. Este arquitecto francés, que se reconoce fascinado por la obra de su compatriota Julio Verne y por sus Veinte mil leguas de viaje submarino, ha diseñado maquetas de lo que podrían ser futuras poblaciones sumergidas bajo el mar.
Está previsto que su último proyecto se convierta en realidad dentro de dos años. Se trata del Sea Orbiter, un singular barco vertical, que a muchos les recuerda a un caballito de mar, de 51 metros de altura de los que 31 estarán bajo el mar. Sus 18 tripulantes se distribuirán entre la zona que se encuentra a presión normal y la que estará sumergida y a alta presión, donde podrán realizar observaciones del mundo submarino mientras el navío recorre la corriente del Golfo.
Será un primer paso para la colonización de los océanos.
•